El verano y el tiempo libre
Ya estamos empezando agosto y los niños están más o menos por el ecuador de sus vacaciones. Son muchas las preguntas que nos han llegado a consulta acerca del verano, el tiempo libre, y sobre cómo pueden gestionar los padres este tiempo de sus niños. Por ello, hemos considerado interesante dedicar esta entrada a este tema de interés para muchos padres.
Algunas de las dudas que nos aparecen en consulta son:
¿Los apunto a algún campamento?
¿Les dejo el verano para descansar y no hacer nada?
¿Es bueno comprarle los cuadernillos y ponerles deberes para no romper la rutina?
¿Sería bueno que tuviese unas rutinas de horario?
¿Qué hago con él y con tanto tiempo libre?
…
Antes de empezar, debemos de tener en cuenta que cada niño es único y que cada niño y sus familias presentan una serie de necesidades e intereses (horarios de trabajo, gustos, el esfuerzo realizado durante el curso escolar,…) por lo que no hay una recetas mágicas que nos sirva para todos, pero si, unas medidas generales que se pueden tener en cuenta.
Necesitan vacaciones
Al igual que los adultos, los niños también necesitan sus vacaciones y es que vienen de un curso en el que en muchas ocasiones los ritmos son frenéticos debido a las rutinas diarias: madrugar, ir al colegio, los deberes, los exámenes, las actividades extraescolares,… Debemos de parar este ritmo para poder reponer energía y comenzar el curso con ganas.
Los extremos no son buenos
Nos preguntan en muchas ocasiones si los apuntan a campamentos, actividades, clases particulares, rutinas con libros de repaso,… O si por el contrario es mejor que no hagan nada.
Consideramos que un punto intermedio podía estar bien. Podemos apuntar al niño a algún campamento que le interese, o a alguna actividad que le guste. Si el curso fue muy flojo podría dedicar parte del verano a repasar esos conceptos, dedicándole un rato por la mañana para poder tener el resto del día libre. Otra idea sería realizar un libro de repaso que le resulte fácil ya no para aprender contenidos escolares sino con el objetivo de reforzar su autoestima.
Las rutinas
En cuanto a las rutinas apostamos por ellas, eso sí, mucho más flexibles que durante el curso escolar. Puede haber ciertas rutinas de horarios siendo estos más flexibles y acordados entre todos, con excepciones de días particulares por diversos motivos.
Además podemos establecer unas rutinas de tareas, que bien pueden ser de aproximadamente media hora de repaso de contenidos escolares (preferiblemente por la mañana) o tareas domésticas en las que promovamos su autonomía, independencia y de forma indirecta su autoestima.
El tiempo en familia
Este es un punto de los más importantes y es que consideramos fundamental aprovechar el verano para pasar tiempo en familia. Durante el curso, por rutinas, trabajos y obligaciones en ocasiones, este tiempo se ve limitado. Aprovechemos este momento para planificar juntos esas actividades que teníamos ganas de hacer en familia, pudiendo hacer cosas tan variadas como: aquello para lo que no damos sacado tiempo, ir a la playa, a la piscina, una escapada, día de cocineros en familia, un momento de lectura en familia, hacer bricolaje, esas películas de verano, acudir a las fiestas de ese pueblo que tenéis ganas,… Y un sinfín de posibilidades.
El tiempo al aire libre
Realizar actividades al aire libre tiene muchos beneficios tanto en los adultos como en los niños y es que permite desarrollar múltiples capacidades: la capacidad física, las habilidades sociales, la imaginación y la creatividad, la confianza en sí mismos,…
Es esencial aprovechar este buen tiempo veraniego promoviendo este tipo de actividades y limitando el uso de otras como pueden ser los videojuegos.
Tiempo para aburrirse
Y finalmente destacar que si a pesar de seguir estas pautas el niño se aburre, esto no es malo, sino al contrario es esencial para promover el desarrollo de los niños. Ya que si los niños tienen momentos de aburrimiento, en el que no están haciendo nada que les satisfaga, será más probable que pongan en marcha sus propios recursos y estrategias para convertir ese momento en uno más divertido, fomentando de esta manera la flexibilidad cognitiva, la tolerancia, la creatividad y las habilidades de resolución de conflictos.
Finalmente, cerrar esta entrada con un aspecto importante:
¡Disfrutad del verano!
